Cristina Bote, víctima del aborto: «Oir a otras mujeres me libró de las pesadillas»

Publicamos a continuación, por su interés una entrevista aparecida en el diario La Gaceta

Cristina, victima del aborto, da su testimonio

Cristina, víctima del aborto, da su testimonio

Esta madre de familia madrileña es la primera española que sale a cara descubierta para hablar de su aborto, practicado por el tercer supuesto (malformaciones).

Profesional de las relaciones públicas, Cristina perdió dos hijos por el aborto: el primero tenía una trisomía 20. El segundo murió tras la amniocentesis con la que se comprobó que estaba sano. Es la primera española que da la cara, sonriente, para animar a otras mujeres a hablar de su aborto. Porque está convencida de que contar y escuchar esos testimonios es la forma de salir de un drama que cientos de miles de mujeres sufren en silencio.

¿Cómo rompió su silencio?

En Murcia hubo unas jornadas de voluntariado en mayo, con diferentes asociaciones de ayuda a la mujer, y me invitaron a participar porque uno de los temas que iban a tocar era el aborto. Cuando llegué mi sorpresa fue que el auditorio estaba repleto de universitarios. Me dije: me tiro a la piscina. Mi testimonio fue muy duro porque yo quería que supieran lo que realmente es un aborto. Describí con bastante detalle el proceso y a raíz de ese testimonio conocí a otras personas que cuando llegué a Madrid me invitaron a participar en alguna entrevista telefónica.

En 2004, cuando perdí el segundo bebé, caí en una depresión fuerte, directamente pensé que no era la primera mujer que tenía esos sentimientos, que tenía que haber alguien más. La única forma de sentirme arropada era buscar alguien que estuviese conmigo. Entonces me metí en internet y busqué algún tipo de asociación que me pudiese ayudar. Al poner “víctimas del aborto” apareció AVA.

¿Por qué se le ocurrió poner “víctimas del aborto?

Porque yo me sentía víctima del aborto. Mandé un email a la asociación, diciendo que estaba mal. Después escribí mi testimonio en el foro de AVA, me sentí con fuerza de contarlo, y recibí comentarios, y conocí a personas que me preguntaron cómo estaba. Yo no estaba nada bien, porque tenía pesadillas muy fuertes. Cuando tuve a mi cuarta hija, Berta, dejé de tener las pesadillas y pensé que mi problema se había olvidado al conseguir tener el bebé deseado. Pero mi sorpresa fue que volví a tener pesadillas y cuando hablé con la psicóloga me confirmó que durante el período de lactancia, como la madre está tan enganchada al bebé, no puede tener un sueño profundo y no llegas a tener pesadillas. Pero en el momento en que dejé de dar el pecho, poco a poco volvieron las pesadillas, cada vez más fuertes. No era algo que hubiese olvidado o superado sino todo lo contrario, estaba ahí latente. Luego empecé con tratamiento psicológico y aquí estoy.

El testimonio de la web es el primero en el que cuento cómo me sentía y cómo lo viví. Sigo comentando la gran falta de información que existe. Que tengas un problema, que yo no lo veo como tal…

¿Lo que le motivó a hablar fue que se sentía mal?

De alguna forma no es que me sintiera mal. Al estar en tratamiento, poco a poco te vas sintiendo mucho mejor. Lo que sí es cierto es que a través de AVA fui conociendo a más gente. Cada vez que hablas con otra mamá que ha estado en algo parecido a lo tuyo, te sientes identificada, cuando hablas con ella sabe perfectamente de qué estás hablando. Cualquier otra persona que no lo haya vivido de cerca, es como que no lo acaban de entender, no entienden que tú te sientas mal. Aparte, el aborto sigue siendo tabú en este siglo que vivimos, la gente no quiere hablar de ello, no te deja participar, que puedas decir lo que te pasa. Te dicen: “olvídate, si es lo mejor”, y ya está. No te dan pie.

Yo mi primer aborto lo hice con los ojos cerrados, porque no tenía ningún tipo de información, y hoy sigo sin tenerla, sobre la trisomía 20. Si me hubiesen explicado qué es un aborto, qué efectos secundarios vas a tener después… Nadie, nadie me explicó absolutamente nada. Si en cualquier otra operación te dan un post operatorio, ¿por qué no pueden dar un post aborto? Para eso están los médicos, para curar. Eso en primer lugar, y en segundo lugar, no me parece lógico que la única salida que den, cuando vienes con un bebé especial, la única solución que te den sea el aborto. Es que no te dicen nada más. Directamente: mejor aborta, y un problema menos.

El otro día lo veíamos con los niños de síndrome de Down. ¿Por qué no pueden vivir, si son felices? No tienen ningún problema, y hay muchos otros niños especiales en el mundo. Mi daño es ¿por qué nos tenemos que negar, y por qué tenemos que ser todos nazis para llegar a conseguir que seamos todos “10”? No somos ninguno 10, ni tenemos derecho a decidir sobre la vida de otra persona, y mucho menos de una persona inocente, como en este caso es un bebé. Pero él no tiene voz ni voto, directamente tú decides: me lo quito de en medio y ya está. Creo que eso no debe ser así.

Es muy importante la información, tanto si el bebé viene bien como mal, hay muchas niñas, les llamo así porque hay mucha gente jovencita que para mí siguen siendo niñas, que deciden abortar y piensan: aborto y se olvida todo el tema. Eso tampoco es cierto. Las estadísticas ahí están, los abortos te dejan señalada para el resto de la vida. La canción que acaba de sonar, «En qué estrella estará», de Nena Daconte, lo muestra. Ella también lo sufrió y a día de hoy ha escrito una canción, años después, sobre el tema. Es algo que le pasó de jovencita, que fue impulsada por sus padres a abortar. Se nos dice que si abortas se olvida el tema. Pero no, no se olvida, es algo mucho más duro. ¿Qué es peor: tener el bebé o abortar? No te ponen esas dos soluciones encima de la mesa, sólo te ponen una. Mejor aborta y se acabó.

Eso por un lado, y por el otro, si viene un bebé con deficiencias, por qué la única solución que dan es abortar, en vez de poder sacar ese bebé adelante y hacer más estudios para que los niños con problemas especiales puedan tener mejor calidad de vida.

¿Ha cambiado algo en usted contactar con estas mujeres?

Me ha cambiado totalmente, primero poder hablar y segundo, que a través de mi testimonio, ya que en AVA me han puesto correo electrónico y pueden contactarme en los foros, ha habido madres que se han puesto en contacto conmigo porque se han sentido identificadas con lo que yo he hablado, y ellas nunca jamás han hablado. Se sienten como yo me sentía hace nada. Al no haber hablado, que mi dolor era mío solo. Porque ni siquiera mi pareja me acompañaba en el dolor, porque él no lo sentía como tal. De hecho a los 15 días de haber perdido el segundo bebé, me dijo que ya era hora de que dejara de llorar. No lo veía como algo grave para seguir llorando. Esa es la realidad. Ni siquiera la pareja llega a entender. Parece ser que solamente llegamos a querer cuando es algo palpable. Pero es que para nosotras palpable es desde el segundo en que nos enteramos de que estamos embarazadas, incluso antes de saber que estamos embarazadas tenemos un sexto sentido por el que decimos: es que lo estoy y es que ya lo quiero. Para mí el haberlos perdido es igual que otra pérdida en mi familia. Es algo tan grande, que lo quieres tanto, que no te haces a la idea. El sentirme bien con esto, me siento bien si puedo ayudar a otra persona. Solamente con poder ayudar a una, para mí la “labor” que estoy haciendo, que no es ninguna, me ayuda muchísimo.

¿Eso es algo que no había previsto al comienzo?

No, no, para nada. De alguna forma yo lo conté primero para informar a la gente de que la realidad es otra. La única meta que yo tenía era decir: no penséis que el aborto es antes, después y se acabó. Mi primer aborto fue en la semana 21, me hicieron varias pruebas, y directamente después de la última, que es un estudio del cromosoma con la trisomía 20, cuando me llegué al hospital público de Alcorcón me dijeron: Cristina, lo tenemos todo preparado, así que si quieres… en cinco minutos no te dejan pensar qué hago. ¿Sigo adelante, no sigo adelante, mi bebé qué trae, qué no trae?

¿Animaría a las mujeres que han abortado a hablar?

Sí, porque del aborto nunca se habla. Dime un solo programa, noticias, etc., que hable del aborto. Cada vez que sale la palabra aborto solamente es para hablar de cifras, o para decir que han abierto una nueva clínica abortista en tal sitio o tal otro, pero no están hablando de otras realidades y creo que eso no es justo. Me gustaría, y es algo que yo nunca me había planteado, que, si tengo una lucha interna, es que el día de mañana mis hijas, si alguna vez tienen que pasar por una situación parecida, que por lo menos pasen con las cartas hacia arriba, que tengan toda la información y que puedan decidir. Sigo adelante o no sigo adelante, pero no así, como yo fui. Que tengan todas las opciones. Hoy en día tenemos todas las opciones menos una: que no nos dejan seguir adelante. El poder luchar por ellas, que si el día de mañana cambia algo para que ellas se sientan arropadas y que tengan esa información, para mí ya ha sido suficiente.

¿Y si le dicen que pedir que se privilegie o se preste más atención a esa opción es restar libertad a las que quieran abortar?

No, no, no, yo no puedo decir que esté en contra del aborto, porque yo decidí abortar, aunque presionada por la sociedad y por todo lo que me rodeaba, porque no tenía ningún tipo de información. Yo estoy convencida de que hoy en día no hubiese abortado. Porque hoy en día sí me siento apoyada. Por AVA, por muchísima gente. Antes no tenía a nadie. Tú llegabas y decías: me han dicho que viene mal, y todo el mundo te decía: Cristina, aborta, no te compliques la vida. ¡Es lo único que escuchaba! No me parece justo, cuando hablas con mamás, en este caso Mercedes, que se negó a abortar, su hijo venía con una trisomía 18, y la niña duró tres meses. ¿Tú sabes el amor y la alegría que tenía ella por haber vivido esos tres meses con su hija? Yo el día que hablé con ella me eché a llorar porque decía: Mercedes, qué valiente fuiste, de decir a todo el mundo: ¡No!, sigo adelante. Yo no lo pude hacer, no me dieron esa opción, no me dejaron ni pensar. De alguna forma, es haber vivido con ellas algo que yo no pude vivir, porque yo mi bebé no sé si… no hay estudios de trisomía 20, porque como no siguen adelante, qué se va a sacar.

El tiempo que estuvo…

En 2003, a los dos meses de abortar, me volví a quedar embarazada, y al hacerme la amniocentesis me rasgaron la bolsa, perdí gran parte del líquido amniótico y tuve que estar ingresada casi un mes sin poderme mover para nada, hasta los líquidos tenía que tomarlos tumbada, porque si me incorporaba habría pérdida de líquido. Finalmente el niño falleció porque no aguantó la pérdida de oxígeno.

¿Tampoco informan de las consecuencias posibles de la amniocentesis?

Como tenía los antecedentes de la trisomía 20, tuve que ir directamente a hacerme la amniocentesis para ver que el bebé venía bien. De hecho venía perfectamente, me lo dijeron estando en casa después de que hubiera fallecido. Te dicen: tienes que hacerlo, y tú misma, admites que tienes que hacerlo para ver que viene bien. Te van metiendo en la misma rueda y cómo iba yo a pensar que iba a perderlo en ese momento. Es lo último que se te pasa por la cabeza.

¿No informan, como gráficamente decía el Dr. Esteban Rodríguez, de que es una excursión en la que uno de cada 100 niños que sube al autobús no va a volver?

Claro, es que es mucho más alto del 1% índice de mortalidad en la amniocentesis, y no lo dicen.

¿Una ley de plazos eliminaría el tercer supuesto y la discriminación de los discapacitados?

La libertad que existe hoy permite que aborte la mujer que quiera. Pero la que quiera hacerlo primero debe saber qué es el aborto, qué va a pasar. Que va a sentir a ese bebé que están matando. Que sepa de antemano que es un bebé, que no es una lechuga. Porque te dicen que no es un ser vivo. ¡Es un ser vivo desde el momento en que se concibe! Esa es la realidad. Por otro lado, cuando realmente se someta al aborto y quiera llevarlo a cabo, que sepa las consecuencias que va a tener en el post aborto. Si ya tiene toda esa información delante de la mesa y decide que adelante, adelante con todas las consecuencias. Ella luego no podrá arrepentirse o decir “es que no me dijeron esto o lo otro, o es que yo no sabía”. No, no, sí lo sabes. Más adelante vas a tener muchos problemas, porque se va retorciendo como yo digo, lo vas llevando dentro, porque luego no lo puedes decir, no puedes llegar al trabajo y decir: “es que he estado la semana pasada en una clínica de abortos”. La gente se lo calla. No le vas contando a tu familia: he abortado. Nadie lo dice. Es algo que se queda en lo más íntimo de las familias, lo sabe el marido o una amiga, no va más lejos. Al cabo de los años a lo mejor se empieza a contar: huy, hace años aborté…

En mi caso, eran bebés en avanzado estado de gestación y yo no tuve en ningún momento derecho a ver sus cuerpos. Yo hecho mucho de menos poder llevarles un ramito de flores, por ejemplo. Soy creyente, soy católica, y pienso que cualquier ser humano tiene derecho a un entierro digno. O si lo quieres donar a la ciencia o directamente lo quieres incinerar. Que puedas tener el derecho de hacer lo que quieras con ese bebé. Pero no te dan la opción. Directamente te lo quitan, se lo llevan y se acabó. Al cubo de la basura.

Ya no tengo pesadillas por eso, ya me he ido enterando un poco de todo. Es como el vídeo que ha hecho Eduardo Verástegui, donde cuenta cómo decapitan a los niños para provocar el aborto.

¿Son las mujeres más tolerantes respecto al aborto?

Hay muchas mujeres que llaman, al principio quieren hablar pero al final abortan, por lo que tienen alrededor, por miedo, por la sociedad, por miles de causas diferentes. Por mucho que yo intente ayudar a una mamá, a pesar de aconsejarle que no aborte porque después le va a pasar todo eso, al final puede tener tantas cosas sobre la espalda que al final a ella su pensamiento, su presión, su miedo, llámese como se llame, al final decide abortar, y no se le puede dejar de lado porque al final lo haya hecho, hay que intentar acogerla y decirle que lo que le va a pasar a partir de ahora será todavía mucho peor que la decisión que ha tomado; porque es cuando realmente todo ese miedo, todos esos fantasmas, aparecen.

Me refiero a si optan más que por liquidar por ley el aborto, por hacer que el ambiente social lo vaya reduciendo.

Es que ahora mismo el aborto se está utilizando como método anticonceptivo. Es una realidad. ¿Cuántas niñas, jovencitas, de 17, 18, 16 y 14 años, se toman la píldora del día después, que es abortiva; tienen relaciones y la toman directamente.

¿Qué habrías dicho a la subcomisión del Congreso que estudia cambiar la legislación del aborto? ¿Qué diría a la ministra de Igualdad?

Primero que no sabe de qué está hablando porque no lo ha vivido. Y es muy difícil hablar sin tener realmente conocimiento. Yo no quiero hablar de algo que no conozco, eso para empezar. Si es cierto que ella quiere dar igualdad, que empiece dando igualdad en que los médicos sigan el mismo protocolo que se da para cualquier enfermedad. Que a cualquier persona que va a una clínica a realizarse un aborto, le digan lo que viene después, con información por escrito, con un psicólogo que esté ahí desde el primer día para lo que pueda venir después. Hoy en día ponen un psicólogo para cualquier cosa, y no para algo tan importante como es un aborto. Me parece excesivo.

Iba buscando consuelo, arreglar su problema, luego se dio cuenta de otras cosas, le resulta satisfactorio ayudar a otras personas, pero ¿su problema persiste?

No, ya no tengo pesadillas. Ayudar a otros también es terapéutico. Ahora no hay día que no hable, que no lea, que no contacte, que no tenga algo que ver con este entorno de AVA, donde estás ofreciéndote, donde la gente te está escuchando o te está contando. Por ejemplo varias mamás me han contado cómo se sienten, lo mal que están, el poderles yo decir: no pasa nada, tienes que seguir adelante, tu bebé te está viendo desde el cielo cómo estás luchando. Poder hacer eso es muy gratificante. Si ella se siente mal, yo me siento muchísimo peor por ver que ella está sufriendo. Que si de alguna forma se siente cómoda, por ejemplo una mamá me ha escrito: “solamente contigo me puedo desahogar porque eres la única que me entiende”, era lo mismo que yo sentí cuando hablé con alguien de AVA por primera vez. Es que alguien me está entendiendo; que me encuentro mal, que no es algo que me esté inventando. Porque normalmente es lo que la gente piensa: como has elegido abortar, atente a las consecuencias. Muchas veces, cuando intentas contarlo, la gente puede llegar a pensar mal, es todo muy enrevesado. Por eso es muy importante la información. Si una persona ha abortado, ya sea espontáneamente o porque ha querido hacerlo, la pérdida es exactamente igual.

¿La gente bien no es hipócrita, en el sentido de que sólo teóricamente están por la vida?

No, en este caso a mí la gente que he hablado con ella… te puedo contar una anécdota, estando en Murcia, a través de AYUME, la asociación de ayuda a la mujer embarazada de Cartagena, me invitaron a una vigilia que había a favor de la vida, y querían que hablara sobre mi testimonio, que fue un poco más suave que el día que estuve en la universidad, porque imagínate, una iglesia llena de gente, supuestamente gente bastante religiosa, de una iglesia donde iban muchos familiares de militares… y sin embargo hubo un montón de señoras que vinieron a decirme que qué valiente había sido por hablar, que se sentían muy identificadas conmigo, y más de una me dijo que había abortado y que nunca jamás lo contó. Gente mayor.

(Sonríe porque está muy contenta de ayudar.)

Quiero añadir por mi cuenta que exijo el derecho a poder disponer del cuerpo, si lo quieres incinerar, o enterrar. ¿Es que sólo los bebés que nacen tienen ese derecho?

Una vez que fuimos a comer a una sobrina mía se le escapó un globo, y mi hija mayor gritó ¡bien, bien! Todos nos sorprendimos, y le dijimos que cómo podía alegrarse por eso, y dijo: es que así mis hermanitos van a jugar con él en el cielo. Los niños tienen esa inocencia y por eso se alegraba. Es que Rosalía siempre ha sido muy (ella vio a su madre embarazada…) despierta… la única forma de sentirse bien, a día de hoy seguimos soltando algún globo para que Manuel y Nicolás jueguen con ellos. Y ella que ahora ya tiene 7 años, se lo explica a su hermana, que tiene 2 y medio, y le dice: mira Berta (que se enfada, y dice que el globo es mío); dice: no Berta, es para Manuel y Nicolás, que están ahí, ¿ves la estrellitas? Pues son Manuel y Nicolás. La otra se queda como con cara de: vale… y la primera empieza ¡bien, bien!, y Berta ya sigue. De hecho hemos quedado en que vamos a buscar aquí el sitio más bonito que veamos en el campo, y hacernos un sitito para llevarles flores a Manuel y Nicolás.

El testimonio de Cristina sobre su aborto se publicó en la web de la

Asociación de Víctimas del Aborto:

http://www.vozvictimas.org/testimonios/documento.php?ID=72

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